¡44 ONZAS DE DIOS!

 





¡44 ONZAS DE DIOS!

¡Se llegó la hora! un año más que Dios me regala. Últimamente escribo cada vez es mi cumpleaños y ha sido muy enriquecedor. He tratado de hacer un análisis de mi vida cada año. Trato de ver atrás y de cambiar mis errores, de ver hacia adelante y buscar crecer. He estado trabajando tanto en mi vida que a veces es tan difícil. Soy un barro que sigo siendo moldeado por las manos de un artesano y sé que a veces genero ruido. Muchos escriben positivamente y otros “religiosos” tratando de hundir más a uno de su rebaño. Mi fe es razonable y creo que está en constante construcción. Por supuesto que he flaqueado, he caído bajo y he llegado a decir “Dios se olvido de mí”. Sin embargo, es evidente que no lo ha hecho. Dios es un artista, porque de algo hecho ruinas, crea la escultura más maravillosa que nuestros ojos pueden ver y yo soy eso ahora. Soy una ruina convertida en obra de arte, una historia triste con un final feliz, (Mi historia aún no acaba) y eso es lo que ahora agradezco.
Hoy, en este cumpleaños, me regalé muchas cosas, empecé a celebrar desde el viernes y escogí con quién celebrar y hacer distintas cosas, también me hice regalos. Un divertido anti-estrés en ¡¡¡Break it!!! Super recomendado!! Una cena espectacular y entre otras cosas me regalé un NO y una espectacular entrada a la VULNERABILIDAD. Sí, ¡un NO! Nunca es tarde, ja ja ja fue lo más satisfactorio que me pude regalar. No quiero, No voy a ir, No puedo, No me quedo, No lo permito, No sigo, etc. Ja ja ja. Háganlo, no se van a arrepentir. En cuanto a la VULNERABILIDAD, la necesito. Siempre es bueno reconocer errores, fracasos, nuestro pecado, nuestros miedos, a perdonar, a entrarle al amor sabiendo que todo puede pasar. Todo aquello que nos hace vulnerables. Hablarlo no nos hace inferiores, en lo personal me recuerda de dónde estoy saliendo y lo que Dios ha hecho en mi vida. A veces lo he compartido sin saber que para muchos ha sido de bendición. Así que este año decido ser vulnerable, quiero amar y ser amada, reconozco que tengo miedo a que me rompan gacho, pero ya sé cómo levantarme ja ja ja, no es bonito estar en esto del mundo de las salidas y las citas pero le vamos a entrar. No! No se asusten, no hay candidato, ¡aún! Pero estoy abierta a dar lo que tengo y lo que soy. A guardar mi corazón sin dejar de amar, a compartir abiertamente que Dios ha hecho una gran obra de arte en mi vida, a dar testimonio de los errores, no para que te aproveches de ellos, sino para que veas y conozcas quién es Dios. Sé que al permitirme hacer esto y más, seré muy vulnerable pero también sé que seguiré creciendo y cambiando y eso me emociona. Hoy perdono, me perdono y dejo ir. Siempre es bueno buscar sanar.
Otra de las cosas que he estado analizando es el tiempo en el que posiblemente he vivido pidiendo 44 onzas de Dios. En las palabras de Wilbur Rees, él dice: “Yo quiero comprar tres dólares de Dios”, y qué quiero decir con esto, es posible que muchos de nosotros nos hayamos pasado pidiendo una cantidad que no sea suficiente para que el alma me explote. Una cantidad de Dios equivalente a una taza de café, 180 gramos de Cecina, tres pupusas y una coca. Algo así como “te quiero cerca pero no tan cerca que me obligues a amar a mi enemigo o a perdonar al que me hay hecho tanto daño” “te quiero cerca pero no tan cerca que me obligues a dejar el pecado” “te quiero cerca pero no tan cerca porque me harás dejar mi orgullo y con este me protejo”. Quiero el calor de un vientre, pero no nacer de nuevo, quiero el éxtasis, pero no una transformación. Cuando Dios me dice aquí estoy para ti, somos nosotros los que decimos sí, pero no te quiero completo.
Llevo 28 días recibiendo un devocional en mi whats. Debo confesar que al principio no sabía cómo tomarlo. Pero, estás últimas semanas he dado gracias a Dios. Llevaba orando por algunas peticiones especiales (5 años) y aunque ese devocional removió heridas (que por supuesto son mi responsabilidad y soy yo la que tiene que sanar) también me cayó el 20 que este devocional era otra oración contestada. Fue entonces que pensé que no quería 3 dólares de Dios en mi vida, que era muy probable que haya estado comprando por onzas lo que yo quería de Dios y no aceptando lo que él me da. Muchos crecemos, cambiamos a nuestro ritmo. Es evidente que no soy la misma de hace un año y eso alegra mi vida totalmente. El chiste es crecer, es retarte, es tener el valor de avanzar, aunque en ese camino dejes a otros atrás. Qué importa si los que están a tu alrededor sigan pidiendo 3 dólares de Dios, mientras tú dejes de poner medidas y aceptes lo que te da, que no te importe si alguien se tiene que quedar atrás. Seguir a Dios no es fácil, ese Jesús que algunos conocemos me pide que haga cosas locas, como perdonar al que me ofendió y no sólo eso, sino que también tengo que amarlo, ja ja ja ja. Seguirlo es difícil, pero vivir sin él es peor.
Hoy doy gracias a Dios por un año más de vida, un año en medio de pandemia y con salud total. Doy gracias a Dios porque esos devocionales que me han llegado son hechos por el papá de mis hijos (tengo que decirlo) y estoy tan agradecida, sé que Dios hará en su vida grandes cosas, mi Dios es un Dios de oportunidades. Agradezco a Dios por las personas que están a mi lado y por aquellas que se han ido. De cada una he aprendido mucho y doy gracias por el tiempo conmigo. Hoy agradezco a Dios por mi trabajo y por mis hijos, porque aún en la distancia, Dios ha cuidado de ellos y mi corazón sigue con paz de darles ese tiempo con su papá. Gracias por leerme.
Feliz cumpleaños a mí…
¡Enséñame de tal modo a contar mis días, que traigas a mi corazón sabiduría!
Sal. 90:12

Comentarios